Os dejo algunos vídeos... espero que os fascine su voz tanto como a mi.
Aria "Agitata da due venti", de la ópera Griselda de Antonio Vivaldi.
Casta Diva (Tributo a Maria Malibran)
Han creado una pintura que cambia de color con pulsar un botón. Se trata de una pintura "paramagnética" que tiene la propiedad de cambiar su color con tan sólo presionar un botón. Una de sus aplicaciones puede estar en el sector automovilístico.
Para conseguir este efecto, se aplicaría a la carrocería del automóvil un polímero especial que contiene partículas de óxido de hierro paramagnético, para pintarlos posteriormente. El color cambiaría al aplicar una corriente eléctrica que permitiera ajustar los espacios de los diminutos cristales dispersos entre las partículas del óxido de hierro, afectando su habilidad para reflejar la luz y cambiar de color.
El espectro de colores disponible sería el espectro visible al ojo humano, y se podría modificar por completo el color del automóvil en tan sólo un segundo. Dado que compañías como Nissan ya se han interesado, es posible que encontremos los primeros modelos en el mercado en 2010.
¿Será esto un serio problema para la policía?
Fuente
Últimamente ando algo perdido,
me han vencido viejos fantasmas,
nuevas rutinas.
Y en cada esquina acecha un ratero
para robarme las alhajas, los recuerdos,
las felicidades.
De un tiempo a esta parte
llego siempre tarde
a todas mis citas.
Y la vida me parece una fiesta
a la que nadie
se ha molestado en invitarme.
De un tiempo a esta parte
me cuesta tanto, tanto, tanto, no amarte,
no amarte.
Últimamente ando desconcertado,
así que ponte a salvo, porque en este estado
ando como loco.
Y me enamoro de mujeres comprometidas,
llenas de abrazos,
llenas de mentiras.
De un tiempo a esta parte, a mi amor propio algo le falta,
lo has dejado unos puntos
por debajo del de Kafka.
Y la vida me parece una fiesta
a la que nadie
se ha molestado en invitarme.
De un tiempo a esta parte
me cuesta tanto, tanto, tanto,
me cuesta tanto no amarte.
Últimamente planeo una huida
para rehacer mi vida,
probablemente en Marte.
Seguro que allí no hay nadie empeñado en aconsejarme:
"Ismael, ¿qué te pasa?
No estudias, no trabajas".
Y qué vamos a hacerle,
si es que últimamente ando algo perdido,
si te necesito.
De un tiempo a esta parte
me cuesta tanto, tanto, tanto,
me cuesta tanto no amarte.
Han de venir tiempos mejores,
cometeré más errores, daré menos explicaciones,
y haré nuevas canciones
en las que te cuente cómo, últimamente,
son tan frecuentes tristes amaneceres
ahogando mis finales,
repetidos, cansados,
miserables,
llenos de soledades.
De un tiempo a esta parte
me cuesta tanto, tanto,
me cuesta tanto no amarte.
Las estrellas fugaces o meteoros son pequeñas partículas de polvo, no más grandes que la cabeza de un alfiler, que se desintegran a unos 100 kilómetros de altura. La velocidad estimada que tienen las Perseidas como término medio es de 60 km/h y su brillo es producido por la ionización causada por la liberación de su energía en las capas altas de la atmósfera. Las Perseidas reciben este nombre porque su radiante, punto imaginario donde se cortan las prolongaciones hacia atrás de los trazos meteóricos, se encuentra en la constelación de Perseo.
Las Perseidas, también denominadas "Lágrimas de San Lorenzo" por la proximidad de su máximo de actividad a la festividad de San Lorenzo, protagonizaron un hecho excepcional hace pocos años en el campo de la astronomía meteórica. Al principio de los 90s observadores visuales comenzaron a registrar una actividad inusual de esta lluvia tanto en cantidad como en el momento en que sucedía: unas horas antes del máximo previsto por las efemérides. Es decir, se comenzaron a registrar dos máximos de actividad separados por unas 12 horas, uno de los cuales ofrecía estrellas fugaces en mayor número y más brillantes que el otro. Fue entonces cuando astrónomos de la Organización Internacional para la Observación de Meteoros (IMO) se arriesgaron a predecir la vuelta del cometa que supuestamente originaba esta lluvia. El nombre de este cometa es Swift-Tuttle y en el momento de hacer estas predicciones no se encontraba visible. Sin embargo, sólo unos meses después de que esto sucediese, el Swift-Tuttle, con un período de 135 años, reapareció en nuestros cielos. Era la primera vez que a partir de observaciones amateurs de meteoros se predecía la vuelta de un cometa. Se confirmaban así las hipótesis que existían entre los astrónomos de que realmente las estrellas fugaces son el polvo emitido por los cometas que se convierten en trazos luminosos cuando entran en la atmósfera terrestre.